El Pasaje del Diablo misterio, arte y leyenda
Cochabamba guarda secretos escondidos en sus calles y pasajes, uno de estos es el misterioso pasaje San Rafael, conocido como el “Pasaje del Diablo”. Este rincón, que reúne una variedad de leyendas, experiencias paranormales y un museo artístico a cielo abierto, está ubicado en el corazón de la ciudad.
Ornamentado y con toques de color gracias a la creatividad y cuidado de los vecinos, tiene dos accesos principales: por la calle Lanza y Ecuador y por la calle Colombia entre San Martín y Lanza. Además, el “Pasaje del Diablo” fue declarado espacio patrimonial y cultural de la ciudad de Cochabamba por Resolución Municipal No. 6766, aprobada el 13 de mayo de 2014.
Durante el siglo XIX, la historia transmitida por generaciones cuenta que el pasaje marcaba los límites de la ciudad y funcionaba como un punto clave para viajeros y comerciantes que se dirigían al trópico de Cochabamba. En aquel tiempo, el pasaje albergaba herrerías, hospedajes y pensiones, recuerda el colectivo Supay Kullku, que se encarga de hacer las gestiones culturales para impulsar diferentes actividades en el pasaje, aún desconocido por algunos locales.
Este bullicio del pasado contrasta con las leyendas de misterio que rodean al lugar por los relatos de duendes, apariciones de almas que deambulan por las noches y tesoros escondidos —los famosos “tapados”— forman parte de la mística del pasaje, atrayendo a curiosos y amantes de lo paranormal.
Un museo rico en historia
En 2021, junto al proyecto mARTadero, se llevó a delante la revitalización del pasaje con la creación de la “Marea de Mujeres”, una serie de cuadros que rinde homenaje a figuras femeninas latinoamericanas destacadas como Adela Zamudio, Gabriela Mistral y Mercedes Sosa.
Este proyecto convirtió al pasaje San Rafael en un museo al aire libre y a cielo abierto, único en el centro cochabambino. Para compartir la historia de este lugar, el colectivo cultural Supay Kullku produjo un cortometraje titulado “Memorias del pasaje San Rafael - Patrimonio Cultural”, un esfuerzo de varias semanas que reúne testimonios de vecinos e imágenes históricas para destacar el valor patrimonial del lugar.
Pablo Guillén, miembro del colectivo, señala que este proyecto fue financiado por un concurso nacional de microproyectos y se desarrolló en un tiempo récord de dos meses. “El documental no sólo cuenta las leyendas del pasaje, sino que también busca resaltar su dualidad: el misterio de la noche y la belleza de día”, comenta.
Uno de los puntos más interesantes del corto es la representación del “diablo” como un niño, desafiando la imagen tradicional y explorando la idea de la dualidad entre el bien y el mal, destaca.
Un punto de encuentro
El pasaje San Rafael no sólo es un lugar de historia y misterio, sino también un punto de encuentro. Cada año, en septiembre, durante la festividad de San Rafael, el colectivo y los vecinos organizaron una celebración con música, mariachis y actividades para adultos mayores. “No es sólo un lugar histórico, es un espacio con potencial para convertirse en un referente turístico y cultural de la ciudad”, afirma Guillén.
El colectivo también promueve la economía naranja, un modelo basado en la creatividad y la cultura como motores de desarrollo económico. “Queremos que el pasaje San Rafael sea como la Calle de las Brujas en La Paz, un lugar lleno de vida, con cafés, galerías y actividades culturales constantes”, comenta.
Recuperando el pasado
Uno de los momentos más emocionantes y recordados del trabajo del colectivo fue la recuperación de fotografías históricas del pasaje San Rafael en los archivos nacionales de Sucre. Estas imágenes, tomadas en 1975, ofrecen una visión única del lugar y su arquitectura original. Este descubrimiento refuerza la importancia de preservar y documentar el patrimonio cultural de Cochabamba.
Además, historiadores sugieren que el diseño del pasaje podría haberse inspirado en infraestructuras similares de Potosí, destacando la conexión histórica entre estas dos ciudades, explica.
“Tomemos en cuenta que Potosí ha sido una de las ciudades más ricas y avanzadas históricamente en un momento determinado y toda esa infraestructura se fue replicando en otras ciudades y, dentro de esa planificación estaría el pasaje”, añade Guillén, tras revisar archivos y hablar con historiadores.
El pasaje San Rafael, con su historia, arte y misticismo, es un lugar que merece ser visitado y apreciado por su ambiente único, especialmente por las noches, que envuelve a los visitantes con su misticismo y que cautiva con su museo al aire libre para conocer más de mujeres valerosas y destacadas, sin dejar de lado sus leyendas e historias paranormales.
El colectivo también invita a locales y turistas a redescubrir este lugar mágico. “El pasaje del Diablo es mucho más que un pasaje, aún hay mucho por contar”, concluye Guillén.
PASAJE SAN RAFAEL
Por: Hugo Gumiel Chacón - Periodista cultural
Conocido como el Pasaje del Diablo, la calle del diablo y en el pasado K’ajlla Supay, Supay Calle. Era utilizado como una ruta por los arrieros, se dice desde la época de las culturas aymara y quechua. Transportaban productos del Chapare para: la Villa de Cochabamba, el valle alto y el valle bajo. Toda esta zona era despoblada; sólo en el pasaje existían locales de descanso, entre tambos y locales de ocio para los transeúntes que pasaban y quienes también aprovechaban en alimentar e hidratar a los animales de carga, en el lugar de la Pampa Pila, ubicado, ahora en la calle Ecuador frente a la sede del club Wilstermann.
En este pasaje surgieron cuentos fantásticos de terror, como éstos. En el lugar en muchos hogares tenían árboles de higos y en las noches se llenaba de risas y se escuchaban en todos los tonos: alegres, traviesos, gritones. Eran duendes que salían a jugar, a ellos les gustaba lanzarse con los frutos y también arrojar a las ventanas dejando los frutos dentro de ellos.
Se cuenta que cuando hicieron caer algunas casas antiguas para hacer modificaciones o construir otras paredes se encontraron con tapados de tesoros enterrados entre alacenas y muros o en conjunciones de pared a pared.
En otra ocasión, al escavar unos cimientos para construir otra pared nueva, encontraron cráneos de personas y esqueletos. En otras excavaciones estaban puestos de pie pero sin cráneos. Cuentan que, después de medianoche, pasaba un jinete negro con su carreta y unas beatas tenían la costumbre de espiar y curiosear por la ventana, todo lo que pasaba. Una noche decidieron salir a esa hora que cruzaba la carreta para poder hablar con el jinete; cuando la carreta se acerco hacia ellas se percataron de que estaba prendida en llamas y en la parte de atrás se encontraba un demonio encerrado en la carroza y cuentan que desde esa noche las beatas desaparecieron.
En 1970, los vecinos, las autoridades y el convento de las Capuchinas decidieron nombrar: pasaje San Rafael en honor al Arcángel Rafael que se le recuerda cada 24 de octubre.
LA LEYENDA DE LOS RESTOS HUMANOS ENCONTRADOS
Hace un tiempo, al momento de realizar una excavación, en diferentes viviendas se encontraron cráneos de personas y esqueletos tapiados, estos estaban puestos de pie entre dos paredes pero sin cráneos.
LA LEYENDA DE LOS TAPADOS
En el pasaje se encontraron tapa- dos o tesoros enterrados, uno de ellos fue hallado por un transportista entre una alacena y un muro de adobe, donde actualmente está la farmacia.
LA LEYENDA DE LOS ESPÍRITUS DEL POZO
Hace muchos años, en una de las casas había un pozo en el cual habitaba un cura. Otros decían que una mujer era quien estaba en el pozo que se hizo notar mediante apariciones y ruidos.
LA LEYENDA DE LOS DUENDES DEL HIGUERO
Se decía que por las noches el pasaje se llenaba de risas traviesas. Eran los duendes que salían de los higueros a jugar, a ellos les gustaba lanzar los frutos a las ventanas o dejarlos dentro de las casas.