Montañas guardianas de la vida y la cultura
Las montañas son mucho más que simples formaciones geológicas; son ecosistemas esenciales que influyen en el medio ambiente, la economía y la cultura de las comunidades que las rodean. Desde su papel en la regulación del clima hasta su capacidad para proporcionar recursos naturales y refugio a diversas especies, las montañas son fundamentales para la vida en nuestro planeta.
la importancia de las montañas en el medioambiente
Las montañas son una pieza importante para la biodiversidad, albergando una variedad de ecosistemas que proporcionan hábitats únicos para muchas especies. Según Rodrigo Meruvia Soria, ingeniero ambiental y coordinador general de la Fundación Gaia Pacha, “las montañas actúan como reservorios de biodiversidad” y son fuentes principales de agua dulce, capturando la precipitación que alimenta ríos y lagos. Este fenómeno es clave, ya que entre el 60 por ciento y el 80 por ciento del agua dulce del mundo proviene de estos ecosistemas.
Asimismo, las montañas también regulan el clima local y global, ya que actúan como “torres de agua”, añade Meruvia. Su efecto orográfico provoca variaciones en las precipitaciones, lo que influye en la disponibilidad de agua en las regiones adyacentes. Además, almacenan dióxido de carbono en sus bosques, contribuyendo a mitigar el cambio climático.
Sin embargo, las montañas enfrentan múltiples problemas. Menciona Rocío Estremadoiro Rioja, doctora en Ciencias Sociales y activista ambientalista. “La deforestación y pérdida de biodiversidad por avasallamientos, intentos de urbanización, actividades extractivistas mineras, madereras y otras, presencia humana que deja destrucción y basura, mala gestión pública de las áreas protegidas y los patrimonios naturales”, sostiene. Es fundamental promover una gestión adecuada de las áreas protegidas y fomentar prácticas que respeten el medioambiente, esto es esencial no sólo para el bienestar de las especies que habitan estos ecosistemas, sino también para la salud del planeta y las futuras generaciones.
Las montañas tienen un significado espiritual profundo para muchas culturas. Son vistas como lugares sagrados donde se llevan a cabo rituales y se busca conexión con lo divino. Este aspecto espiritual no sólo fomenta la conservación cultural, sino que también promueve un sentido de identidad entre las comunidades locales. En Bolivia, las montañas, como el Illimani, son consideradas achachilas, o espíritus protectores, y su presencia es fundamental en la cosmovisión de los pueblos indígenas. Los habitantes de La Paz realizan ofrendas y rituales en honor al Illimani, orientando sus ceremonias hacia esta montaña sagrada, que simboliza la conexión entre el mundo humano y el celestial.
El cerro Tunari, con sus 5.030 metros de altura, es un símbolo de identidad y la conexión ancestral de las comunidades con la montaña cochabambina. Las tradiciones en torno al Tunari incluyen rituales que celebran su importancia como fuente de vida y protección.
El Huayna Potosí, otra montaña emblemática, es vista como un lugar sagrado donde los habitantes realizan ofrendas para agradecer por las bendiciones recibidas. Su imponente presencia no sólo atrae a montañistas, sino que también es un punto de referencia espiritual para quienes viven en sus alrededores.
El Cerro Rico de Potosí, famoso por su historia minera, también tiene un significado cultural profundo. Es considerado un lugar sagrado por las comunidades indígenas que realizan rituales para honrar a la montaña y pedir su protección.
las montañas son Ricas en recursos minerales y agrícolas
Proveen materias primas esenciales como metales y productos forestales. Sin embargo, esta explotación debe ser gestionada cuidadosamente para evitar daños irreparables al medioambiente. La agricultura en laderas montañosas es vital para muchas comunidades, pero enfrenta desafíos por el cambio climático y la presión sobre los recursos hídricos.
El ecoturismo es una fuente importante de ingresos para las comunidades montañesas. “Genera ingresos y oportunidades económicas para las comunidades”, menciona Estremadoiro, porque promueve la economía local al generar empleos y fomentar prácticas responsables que ayudan a conservar los ecosistemas. Según Meruvia, “el ecoturismo sensibiliza a los visitantes sobre la importancia de proteger el entorno natural”. En Bolivia, el ecoturismo ha crecido significativamente en los últimos años, convirtiéndose en un pilar económico en regiones como la Cordillera Real, donde montañas como el Illimani, Huayna Potosí y Sajama atraen a turistas de todo el mundo.
El Parque Nacional Sajama, que alberga el pico más alto del país, se ha convertido en un destino popular para el ecoturismo comunitario, donde las comunidades locales participan activamente en la gestión de servicios turísticos. Este sector puede revitalizar economías locales, pero también presenta riesgos si no se gestiona adecuadamente.
Los caminos prehispánicos que conectan las montañas con los valles cercanos son parte de la oferta ecoturística, permitiendo a los visitantes experimentar una variedad de ecosistemas en un solo recorrido. Sin embargo, es crucial que este tipo de turismo sea sostenible para evitar impactos negativos en los ecosistemas locales. “Se debe incidir en la conservación y restauración de los hábitats naturales y nativos de las montañas, incluyendo su intangibilidad”, menciona Estremadoiro.
La importancia de las montañas abarca aspectos ambientales, espirituales, económicos y turísticos. La gestión adecuada de estos ecosistemas frágiles es crucial para garantizar su seguridad a las comunidades locales como al mundo en general. El 11 de diciembre se recordó el Día Internacional de las Montañas,una ocasión para crear un movimiento social de concienciación sobre la importancia de estas guardianas del agua y el turismo sostenible.