Cuidando el corazón. Claves para la prevención de enfermedades cardiovasculares
Las enfermedades cardiovasculares se convirtieron en un desafío de salud pública de proporciones alarmantes, afectando a millones de personas en todo el mundo y consolidándose como la principal causa de muerte.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año, aproximadamente 17,9 millones de vidas se pierden debido a estas condiciones, que incluyen trastornos del corazón y de los vasos sanguíneos, como la cardiopatía coronaria y los accidentes cerebrovasculares.
Este panorama no sólo es preocupante por el número de muertes, sino también por el impacto que estas enfermedades tienen en la calidad de vida de quienes las padecen y en los sistemas de salud a nivel global.
¿Cuáles son las causas?
Tatiana Flores Herrera, médico especialista en medicina interna y cardiología crítica, explica que las principales causas de las enfermedades cardiovasculares son múltiples, y se dividen en factores modificables y no modificables.
Entre los factores que podemos controlar, menciona “nuestros hábitos de vida, nuestra dieta”, así como el sedentarismo, el consumo de tabaco y alcohol. Éstos son elementos que están “directamente relacionados con estas enfermedades”, subraya. Por otro lado, indica que hay factores como la genética, la edad y ciertas comorbilidades que no podemos modificar directamente.
Asimismo, la OMS menciona que “los factores de riesgo conductuales más importantes de las cardiopatías y los accidentes cerebrovasculares son la alimentación poco saludable, la inactividad física, el consumo de tabaco y el consumo nocivo de bebidas alcohólicas”.
¿Cuáles son los síntomas?
La identificación temprana de los síntomas de las enfermedades cardiovasculares es fundamental para prevenir complicaciones graves y mejorar las posibilidades de tratamiento exitoso. Flores recalca la importancia de estar atentos a las señales que nuestro cuerpo nos envía.
Ella describe el dolor opresivo en el pecho como uno de los signos más comunes de alerta. “Es como si tuviéramos un peso en el pecho que a veces puede irradiarse hacia el brazo izquierdo o la mandíbula”, detalla. Este tipo de dolor, conocido como angina, es un síntoma clásico que no debe ser ignorado, ya que puede indicar que el corazón no está recibiendo suficiente oxígeno, subraya.
Además del dolor en el pecho, la doctora menciona otros síntomas que pueden acompañar a esta condición como la falta de aire progresiva, otro signo preocupante. Este síntoma puede manifestarse de diversas maneras; por ejemplo, una persona puede notar que antes podía caminar largas distancias sin dificultad, pero ahora se siente fatigada y con dificultad para respirar después de recorrer sólo unos pocos metros.
Esta falta de aire puede ocurrir tanto durante la actividad física como en reposo, lo que sugiere que el corazón está teniendo problemas para bombear sangre adecuadamente.
Las palpitaciones son otro síntoma significativo que la doctora resalta. Son sensaciones de latidos cardíacos irregulares o acelerados, y pueden ser especialmente notorias durante momentos de esfuerzo físico o estrés emocional, añade. Flores advierte que “las palpitaciones con frecuencia, sobre todo relacionadas con el esfuerzo físico, pueden ser indicativas de problemas cardíacos subyacentes”. Por tanto, es esencial prestar atención a estas sensaciones, ya que pueden ser un signo de arritmias o trastornos del ritmo cardíaco.
El Peligro del Tabaco y el Alcohol
El consumo de tabaco y alcohol representa uno de los mayores peligros para la salud cardiovascular. Flores subraya que “el tabaco no tiene ningún beneficio para nuestra salud”, y enfatiza que los efectos nocivos del tabaquismo no desaparecen inmediatamente después de dejar el hábito. Asimismo, menciona que “el riesgo sigue presente en los siguientes 10, 20, 30 años”, lo que indica que el daño causado por el tabaco puede perdurar a largo plazo, incluso después de haber abandonado su consumo.
Según la American Cancer Society, dejar de fumar trae consigo beneficios significativos para la salud, pero es importante entender que los riesgos asociados al tabaquismo pueden tardar años en disminuir. Por ejemplo, el riesgo de enfermedad cardíaca se reduce a la mitad después de un año sin fumar, pero puede llevar hasta 15 años para que el riesgo se iguale al de una persona que nunca ha fumado.
En cuanto al alcohol, “nosotros les desaconsejamos totalmente el consumo de alcohol”, remarca Flores. A pesar de la creencia popular de que una copa de vino al día puede ser beneficiosa, ella advierte sobre los efectos adversos del alcohol en el sistema cardiovascular. El consumo excesivo puede provocar taquicardia y presión arterial elevada, lo que aumenta el riesgo de sufrir eventos cardíacos.
prevenir
Para prevenir enfermedades cardiovasculares, Flores enfatiza la necesidad de modificar los hábitos diarios.
“Una dieta equilibrada es rica en vegetales, legumbres y cereales”, recomienda. También sugiere realizar actividad física regularmente, señalando que “lo que las guías nos dicen es 50 minutos tres veces por semana”.
Además, es fundamental evitar alimentos procesados y limitar el consumo de sal y azúcares refinados. Por otro lado, la prevención también implica realizar chequeos médicos regulares.
La doctora aconseja que “la población encima de los 35 años vaya por lo menos una vez al año al cardiólogo” para detectar factores de riesgo como hipertensión o diabetes a tiempo. Para aquellos con antecedentes familiares, estos chequeos deben comenzar antes.
“Cuidemos mucho nuestros hábitos de vida; alimentación saludable, actividad física regular y evitar el consumo de tóxicos son fundamentales”, recomienda Flores. Prevenir las enfermedades cardiovasculares es una tarea que depende en gran medida de nuestras decisiones diarias y adoptar un estilo de vida saludable puede marcar la diferencia entre una vida plena y el riesgo de complicaciones graves. Flores nos recuerda que “la prevención no sólo ayuda a evitar la aparición de la enfermedad, sino también a detener su avance.”