¡Auxilio! Mi perrita tiene un embarazo psicológico
Bruna, una bóxer blanca de casi dos años de edad pasó hace unas semanas su cuarto celo. De repente corre por la casa y el jardín. Busca sus juguetes y los reúne en un solo sitio, y se la pasa armando una especie de nido. Lame a sus objetos, los huele, los mueve con el hocico y los traslada de un lugar a otro; parecer “loquita”.
“Es tan fuerte su estado que hasta luce desconcertada. Intentamos ocultarle sus peluches y pelotas, pero lo busca desesperada y llora con tanta pena, incluso derramando lágrimas. Nos parte el alma”, cuenta la dueña de la mascota.
Finalmente consultan con la veterinaria y es diagnosticada: “Bruna sufre de embarazo psicológico”. Nadie en la familia sabía que existía esta afección. Y si, se trata de un “pseudoembarazo canino”, muy común en las perras y menos frecuente en otras especies.
¿Qué es y a qué se debe?
Un embarazo psicológico o pseudogestación no es ninguna enfermedad ni patología, pero sí es motivo de alarma ya que puede traer a nuestra perra consecuencias graves y complicaciones.
Es una condición o estado fisiológico que la perra puede atravesar tras su periodo de celo. Este estado también lo experimentan las lobas que acompañan a la hembra alfa para que esta al tener crías, no sea la única que las alimente, sino que las otras hembras de la camada generen leche para poder alimentar a los lobeznos y así asegurar su supervivencia, explican los especialistas en medicina animal.
Este tipo de afección surge de un desajuste hormonal que afecta la hembra tras el celo.
“Las hembras, creyendo que están en estado de preñez, adoptan incluso ciertos objetos u otros seres y los tratan como si fueran sus propios cachorros. Un ejemplo bastante común es que “adopten” un peluche como cachorro y lo traten como tal”.
Por eso, en este término es muy importante la esterilización, ya que alrededor de 6 perritas de cada 10 no esterilizadas atraviesan por embarazos psicológicos, con episodios que suelen repetirse con frecuencia tras cada periodo de celo.
Consecuencias
Este tipo de desajustes provoca cambios fuertes en las perras hembras, desde físicos hasta psicológicos, influyendo incluso en su comportamiento y carácter. Pueden sentirse en un estado de estrés tan fuerte, que se sumen en la tristeza profunda y en el sufrimiento que, claramente, repercutirán negativamente generando un estado de desasosiego, cansancio, faltade apetito e incluso pasar a una fase más agresiva. Así que es importante un diagnóstico veterinario temprano.
Pero, gracias a los avances actuales, diagnosticar y tratar la pseudogestación cada vez es más sencillo y común. Las soluciones van desde el suministro hormonal, hasta terapias ocupacionales como sacarlas de paseo al parque, distraerlas jugando, llevándolas a caminar, o cambiándoles de hábitos momentáneamente.
Supervivencia de la especie
Se produce cuando las perras tienen unos niveles hormonales equivocados o erróneos. Los especialistas creen que el embarazo psicológico de las perras es un mecanismo de supervivencia y perpetuación desarrollado por su especie para un fin positivo, ya que, de esta forma, una hembra sería capaz de criar una camada de cachorros aunque no tengan a su madre biológica por cualquier motivo.