El síndrome de agotamiento materno
Cada fin de mes, me reúno con mi equipo de trabajo para escoger los temas que compartiré en mis redes sociales, y tratándose de Mayo, el Día de las Madres, tenía que encabezar la lista. La única mamá del grupo sugirió hablar de esas madres tan agotadas que sufren en silencio del síndrome de “burnout maternal”.
Así me enteré de que el concepto de “burnout” o agotamiento ya no es exclusivo para referirse a trabajadores extremadamente extenuados. Según los psicólogos, las madres de ahora no sólo se cansan con tantas responsabilidades, sino que también son las más fatigadas y estresadas de la historia maternal.
Y es que más allá de estar pendiente del cuidado de los hijos 24 horas, los siete días de la semana sin descanso, salir a trabajar y atender la casa, muchas se echan encima la presión de querer ser madres tan perfectas como esas que aparentan serlo en Instagram. Pero peor aún, no importa cuánto se sacrifiquen y se esmeren por sus familias, jamás se consideran unas buenas mamás. Si te sientes así, entérate cómo reconocer y atacar el síndrome.
Evalúa cómo te sientes: El “burnout maternal” no es sólo cansancio, pues muestra otros síntomas que podrían confundirse con la depresión, como tristeza, ansiedad, insomnio, trastorno del apetito y conflictos con la pareja. Según los psicólogos, la señal más clara de una mamá agotada es cuando ésta ya no disfruta la maternidad como lo hacía antes.
Separa tiempo para ti: Ponerse en último lugar es el denominador común entre las agotadas. ¿De qué vale tener a tu hijo en clases de baloncesto, francés y arte por las tardes si eso hace estresarte y pasarte metida en tráficos descomunales, llegando a casa “muerta” de cansancio y malhumorada? No te eches encima más carga y procura hacer algo para ti por cada cosa que hagas por ellos. Y, sobre todo, no te creas la Mujer Maravilla: pide ayuda a tu pareja, familia o si puedes, contrata ayuda.
Siempre comparto con las madres el consejo más sabio que he escuchado: “Si mamá es feliz, los hijos serán felices”. Por eso, ámate, saca tiempo para ti y descansa hasta acabar ese agotamiento que roba momentos que jamás volverán.