La “libertad” de las relaciones
Hasta hace unas décadas, el amor y el sexo parecían dos formas de vincularse separadas y cada una con sus códigos propios, sobre todo con referencia al compromiso.
Antes, era necesario un verdadero compromiso para poder iniciar una relación mucha más íntima con tu pareja e indefectiblemente todo terminaba en el altar.
Sin embargo, estas diferencias en las que el deseo converge con pautas morales y psicológicamente defensivas (fue solo sexo sin compromiso), están siendo cada vez más normales.
Es muy cotidiano escuchar a jóvenes hablar de los (amigovios, novios, yaleos, etc.), y en medio de todo esto, como padres, no solo hemos aceptado este tipo de relacionamientos, sino que, damos nuestra aquiescencia a que nuestros hijos e hijas tienen que “experimentar” antes de encontrar a la pareja con la cual se quedarán.
Es muy notorio darse cuenta de que los jóvenes centennials tienen menos interés por el “compromiso”, los tipos de vínculos afectivos son muy variados y han normalizado el hecho de “yalear” y otros más, estos términos son utilizados para referirse a estar con alguien por un momento, sin que eso implique que ya son pareja, puedes besar, abrazar y hasta tener sexo, sin siquiera saber quien en realidad es esa persona.
La hiperconectividad, así como los estímulos y la accesibilidad a páginas porno, los ideales aún vigentes de belleza, la falsa imagen de que en las redes sociales todo está bien, la ansiedad por ganar más likes, la influencia de lo externo en el criterio propio están provocando, lentamente, el efecto contrario en los vínculos: “Encontrar alguna satisfacción, aunque sea breve, en la interacción con el otro”.
Todas estas nuevas tendencias de convivencia en pareja hacen que día a día los padres se pregunten si en realidad los jóvenes de ahora no tienen valores y, lo que es más preocupante, qué hacer con todo esto, porque, claro, las consecuencias de vidas completamente “libres” y sin rumbo también nos están dejando jóvenes en depresión, ansiosos, con demasiados problemas psicológicos.
Si la solución de ser más liberales nos estuviera funcionando mejor, los índices de jóvenes deprimidos no habrían ido en ascendencia, aclaro que este no es el único problema, tampoco tuviésemos un tan alto porcentaje de jóvenes que se suicidan o lo intentan, jóvenes que escapando de sus realidades consumen cualquier tipo de estupefacientes, jóvenes que no saben en absoluto relacionarse y entran en relaciones tóxicas.
Ante este panorama, es muy complicado pensar en una solución que al menos ayude en algo para pasar este tiempo difícil que nos está tocando vivir, y es allí que volvemos hacia atrás para recordar de la importancia de enseñar con valores, porque para vivir una vida, plena, digna, debemos enseñar la importancia de los valores en nuestro día a día. No escribo solo de enseñar valores en casa, sino también en los colegios a quienes tanta falta les hace cambiar un poco su rumbo para darse cuenta de que el ser humano es integral y que necesita hoy más que nunca muchos otros conocimientos que lo harán grande o lo terminarán destruyendo.
Tengo la seguridad que aún estamos a tiempo de cambiar algunas cosas y debemos empezar por casa, explicando y mostrando el respeto, mostrando el amor a los demás, hablando de la importancia de que entregar tu cuerpo a otra persona debiera ser una entrega de amor y no puro placer, porque indefectiblemente esto te dejará muy vacío. Todo esto puede sonar muy retrógrado y no todos estarán de acuerdo conmigo, pero necesitaba decirlo ante una juventud que esta perdiéndose. ¡¡¡Hagamos algo, que aún podemos!!!