Que los dulces te gusten
El título de este escrito suena atentatorio contra la salud pues los dulces producen obesidad, enfermedades cardiovasculares, diabetes y caries; pero, hoy pido permiso para promocionarlos, quiero tomarme este momento para que consideremos el lado amable del azúcar en la vida.
El 1 de mayo se conmemora el Día del Trabajo, es el día donde se valora el conjunto de actividades remuneradas o no, que aportan a la economía y/o que satisfacen las necesidades de una comunidad. Es eso lo que hacemos cuando trabajamos dentro o fuera de la casa.
Más de la mitad de nuestra vida la pasamos trabajando y eso tiene un impacto significativo en nuestra salud a nivel mental, emocional y físico. Si nuestra relación con lo que hacemos no es saludable nuestra mente se verá invadida de pensamientos que desmedren lo que hacemos, lo desvalorice y lo subestime y ese día, sentiremos que estamos viviendo en vano. Emocionalmente, nos afecta porque nadie que piense mal acerca de su trabajo puede sentirse bien haciéndolo; por consiguiente, haremos un mal trabajo. Y por último, nuestro físico no responderá como quisiéramos porque nuestra mente y emociones ya le dieron las directrices para que se comporte conforme a sus instrucciones, cuando la motivación es alta el resultado también lo es y cuando la motivación es baja ¿Qué creen que obtendremos?
Las personas acostumbradas a emprender saben que el trabajo no es solo una fuente de ingresos, es una fuente de realización personal y profesional; si pediría que levanten la mano quienes piensan igual que yo, estoy segura que muchas manos vería levantadas. Incontables trabajadores no generan mucho dinero, a cambio viven satisfechos con lo que hacen, no por falta de ambición, sino porque encontraron en su quehacer el espacio de expansión de su potencial. Se dan cuenta que tienen la oportunidad única de crear algo propio, hacer realidad sus ideas y marcar una diferencia en el mundo donde nos enseñaron a hacer a casi todos lo mismo y de la misma manera. Nos hicieron creer que el éxito en el trabajo se mide únicamente por los ingresos adquiridos, que sin duda son importantes, muy importantes, pero no es lo más importante.
Dentro de las variables sustanciales además de que te provoque una satisfacción personal y profesional realizarlo, es el impacto que puedes tener en la vida de los demás y en tu comunidad en general. Como alguna vez ya se los dije, todos nos convertimos en la solución del problema de otra persona, necesitamos médicos, abogados, ingenieros, albañiles, panaderos, zapateros, jardineros, en fin…todos los trabajos son importantes y a todos debemos darle el respeto que merecen porque todos solucionamos problemas de otros.
Es necesario que los trabajadores valoremos lo que hacemos como parte supremamente importante en toda una cadena de felicidad. Si nosotros somos felices trabajando, el ingreso que llegará a los hogares provocará felicidad y las cosas que adquiriremos con el generarán sensaciones diferentes a las que se adquieren con un dinero que es recibido de mala gana, con ingratitud, resentimiento o rebeldía. Si trabajo feliz, el resultado final es considerablemente diferente al realizado de una manera infeliz (constátalo en tu día a día).
El trabajo sin duda endulza la vida, pero los dulces no le gustan a todo el mundo – lo sabemos - ; este escrito es una invitación para dejar el lado amargo del quehacer y enfocarnos en lo dulce que conlleva el hacerlo.