En 1789, Thaddeus Peregrinus Haenke tenía apenas 28 años y, pese a ello, la Universidad de Viena lo eligió como especialista botánico para integrar la “Expedición vuelta al mundo”. Los expedicionarios partieron de Cádiz el 30 de julio de 1789 y retornaron el 21 de septiembre de 1794, pero sin Haenke. El joven naturalista había decidido quedarse en América porque estaba fascinado con todo lo que encontró en el continente y particularmente con los valles y selvas de Charcas, hoy Bolivia. Fue él quien descubrió los nenúfares gigantes que, dos siglos después, fueron catalogados como los más grandes del mundo.