Me resulta difícil escribir esta columna con el tema que invadió mi mente, y bueno, mente invadida porque durante esta semana leí el Best Seller de George Orwell que lleva este título y a quien le pido permiso para usarlo. Es un libro cuyo relato es falso, mera invención del autor y típica fábula donde los animales hablan y son los protagonistas de la obra, cada uno de ellos representan distintas ideas políticas que los llevan a rebelarse y deciden liberarse del yugo de los seres humanos. A partir de esa liberación fundan una pequeña sociedad en la que las personas no son bienvenidas, esa comunidad colaborativa en un inicio poco a poco va convirtiéndose en otra cosa muy distinta, pues paulatinamente los animales líderes —en el libro algunos cerdos— que están al mando del movimiento se convierten en abusadores de poder e injusticias. Se ve como el mando corrompe a los que lo poseen, llevándolos a una avaricia, discriminación y traición impresionante, engañando a los animales que les seguían y de esa manera afianzando sobre ellos su poder. Al inicio para organizarse mejor redactaron siete mandamientos, pocos animales sabían leer, entonces los lectores daban a conocer lo que estaba escrito a los que no gozaban de ese conocimiento. Uno de los mandamientos dictaba: “no consumir bebidas alcohólicas” y otro versaba “ningún animal matará a otro animal”, todos estaban de acuerdo.