Este milenio el solio presidencial peruano parece haber sido objeto de una maldición. Casi todos los políticos que se colocaron la banda presidencial terminaron presos, fugaron y, por lo menos, salpicados por el lodo de la corrupción. El país observa, además, un ya crónico divorcio entre el Congreso y el Poder Ejecutivo. La crisis ha llegado a marcar una cifra récord en la historia peruana: seis presidentes en cuatro años. También ha derivado en nuevos actores históricos como el primer presidente de orígenes provinciales y de profesión docente o la primera presidenta mujer del país. Pero lo novedoso fue prontamente opacado por lo crítico. Los hechos han llevado en la más reciente convulsión la sangre al río.