Tecnología y delitos
El caso de la organización criminal, desarticulada hace pocos días, que ofrecía ítems en el sistema de educación pública y logró engañar a una veintena de personas mediante el uso combinado de mensajes en redes sociales, banca digital e inteligencia artificial (IA), recaudando así más de 5 millones de bolivianos no sorprende sobremanera, pero suscita reflexiones acerca de la necesidad de recursos tecnológicos para evitar la comisión de delitos desde las cárceles, y de los factores que intervienen para que esos actos ilícitos prosperen hasta su plena consumación.
Los involucrados en esos actos delictivos “han operado en Potosí, en (…) Tupiza y Villazón, donde los hemos detenido y en (…) Sucre”, donde un “recluso del penal de San Roque, con la ayuda de la inteligencia artificial, se encargaba de clonar la voz del Ministro de Educación”, informaba el Viceministro de Régimen Interior y Policía.
No es la primera vez que se conoce de hechos criminales cometidos mediante conexiones de telefonía móvil. “Se trata de la segunda denuncia de venta de cargos desde el interior de la cárcel”, según reporta el diario El Potosí.
Tampoco es el único recinto penitenciario desde donde se perpetraron ilícitos a distancia, mediante celular. Desde la cárcel potosina de Cantumarca “también (se hace este tipo de estafas con el Ministerio de Salud y están investigando una denuncia de una asambleísta departamental en Potosí”.
Y desde hace varios años se han registrado casos de extorsión perpetrados desde cárceles, mediante llamadas por celular, a pesar de que las normas prohíben la tenencia y uso de esos dispositivos a los privados de libertad.
“Este hecho expone fallas críticas en la vigilancia dentro de estos centros de detención”, decía el Viceministro.
Esas “fallas críticas” ya eran evidentes días antes, el sábado último, en Palmasola, donde una requisa encontró 37 celulares. Y en abril de 2022, cuando se identificó a cuatro reos que cometían extorsiones, desde el penal de San Pedro, en La Paz, por celular. “Nunca se ha descartado de que entren a través de malos servidores (de la Policía)”, decía entonces el Director General de Régimen Penitenciario.
Eliminar la acción de “malos servidores” es algo muy difícil, sino imposible, de realizarse, pero existen medios tecnológicos que “permiten un monitoreo y bloqueo selectivo de los dispositivos que se encuentran en uso dentro de un centro penitenciario”, señala un documento del Ministerio del Interior de Uruguay, que informa de la implementación progresiva de ese sistema en las cárceles de ese país desde noviembre del año pasado.
El otro aspecto que llama la atención en este tema, es la disposición de la gente a pagar dinero para obtener beneficios mediante actos ilegales, como la venta de ítems. Es una actitud contra la que no existen recursos tecnológicos y que debe interpelar a todos los bolivianos.