Los escenarios políticos de 2025
Ciertamente, cuando hablamos de 2025 el tema electoral cobra importancia de primer orden. Será, políticamente hablando, un año sumamente dinámico y complejo, lleno de variables interactuando de cara al resultado final.
Los candidatos y fuerzas políticas, las campañas, las masas movilizadas, los debates, los ataques y la guerra sucia, los medios de comunicación, las redes sociales y las nuevas tecnologías, serán factores y lugares de intensa interacción.
El nivel y características de estas interacciones, variarán de acuerdo con los tiempos políticos y el cronograma electoral. En ese sentido, se pueden vislumbrar cuatro fases, cada una con sus propias características.
La primera transcurrirá en estos primeros cuatro meses, hasta la publicación de la convocatoria oficial, que se produciría 120 días antes del 10 de agosto, la fecha establecida para estas elecciones. Hasta esa fecha, el escenario tendría las siguientes características.
Por un lado, y este será el eje principal, el escenario estará copado en torno a la discusión sobre la candidatura de Evo Morales. El tema aún no está definido. Él sostiene, asesorado por constitucionalistas, que está plenamente habitado, considerando el artículo 168 de la Constitución, que no dice nada sobre reelecciones discontinuas. Otros, creen y aseguran que, la Sentencia Constitucional 1010/23 y el auto constitucional del 8 de noviembre de 2024, lo inhabilitan definitivamente. Sin embargo, el tema no estará zanjado, hasta que el Tribunal Supremo Electoral (TSE), a instancias del Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP), dilucide definitivamente el tema, habilitándolo o inhabilitándolo, en la fecha establecida por el Calendario Electoral.
Noventa días antes del 10 de agosto, el TSE publicará la lista oficial de candidatos y fuerzas políticas habilitadas. Se puede prever, hasta entonces, un conjunto de movilizaciones para presionar por la candidatura de Morales, otra vez, incluso, con marchas y bloqueos.
De todos modos, en el “campo oficialista” habrá dos candidatos. El ala “arcista”, con la sigla del MAS, tendrá su propio candidato. Al frente, el ala evista, con sigla “alquilada” y candidato propio (si no es Evo será Andrónico). Por primera vez, luego de 20 años de hegemonía absoluta, el MAS irá partido en dos frentes.
Por otro lado, en este mismo periodo, en el campo opositor la pugna entre los candidatos será intensa para posicionarse como el mejor de la oposición. Los datos que nos brinda la historia adelantan que difícilmente habrá un solo bloque y candidato. Si bien, todos ellos están “dispuestos” a conformar una gran alianza opositora para derrotar al MAS, colocan adelante, su propia candidatura. Como es difícil conseguir ese “desprendimiento patriótico”, lo más probable es que vayan fragmentados, repitiendo el error por sexta vez.
La segunda fase, 90 días antes de las elecciones, se inicia precisamente con la campaña de los candidatos oficialmente habilitados. Se extenderá hasta el día de la elección. Con los candidatos en carrera recién podríamos configurar, de manera objetiva, el mapa político electoral.
Las campañas serán intensas, no solo en las calles y en los medios de comunicación, sino también, quizá de manera más densa, en las redes sociales, Estas, sin duda, jugarán un papel central en los resultados finales. Los “guerreros digitales” cobraran notable importancia. Obviamente, no se descarta una feroz guerra sucia.
Aunque en política puede pasar todo —incluso no haber elecciones—, debido a la fragmentación del voto no habrá ningún ganador con mayoría absoluta, o con la diferencia del 10% sobre el segundo. Lo más probable es que tengamos segunda vuelta. Históricamente, por primera vez en Bolivia.
Esto da inicio a la tercera fase, que se extenderá por tres meses, hasta el 10 de octubre. Ciertamente, esta posible segunda vuelta entre los dos candidatos más votados tendrá su propia configuración. Las alianzas que puedan efectuar los dos candidatos en carrera serán determinantes en el resultado final. De cualquier manera, no habrá mayorías. El que gane en segunda vuelta gobernará con el Parlamento ya definido en la primera.
Ahora bien, el cuarto y último escenario de 2025 se iniciaría con el nuevo presidente elegido en segunda vuelta. Este asumirá, de inmediato, una gran responsabilidad: el control de la gran crisis económica. Debe asumir ese gran desafío, de cambiar el modelo económico o profundizar la crisis. De efectuar un ajuste fiscal para equilibrar la economía o perder el control de la situación.
Estas urgentes medidas, el actual Gobierno las postergó irresponsablemente. La subvención a los combustibles ya no es sostenible, además podría conducirnos a la debacle.
En todo caso y en las cuatro fases, el tema de la crisis económica estará siempre presente. Estas elecciones se realizarán en eso contexto grave, parecido, salvando las distancias, al de 1985, en el fin del ciclo estatista implementado por el MNR en 1952.
Independientemente de estas fases y escenarios, mención particular merece el proceso, o los procesos, que se le siguen al expresidente Morales. La imputación por “trata y tráfico” y su rebeldía para asumir defensa como cualquier ciudadano podrían arrinconarlo y conducir a su aprehensión y luego su detención en Palmasola, Chonchocoro o El Abra.
Si esto sucede, en 2025 se cumpliría el sueño de millones de bolivianos “antievistas”. Como en política, todo sucede, no se puede descartar también una probable extradición, a petición de la DEA, como resultado de las declaraciones de su exjefe de inteligencia en la lucha contra el narcotráfico, recientemente extraditado.
Con todo, sin descartar sorpresas y contingencias, en sus cuatro fases, esos son los posibles escenarios políticos del 2025.
Columnas de ROLANDO TELLERÍA A.