Juicio a Manuela
“Si Manuela viviera, con nosotras estuviera”, con ese lema, mujeres activistas reclaman la persecución judicial de la que se consideran ser objeto debido a un acto de protesta pacífico que llevaron a cabo en la colina de San Sebastián, en el monumento de las Heroínas de la Coronilla, allí donde Manuela Gandarillas junto a otras mujeres valientes, resistieron al ataque de Goyeneche.
Hoy en día la protesta amplió su repertorio incluyendo manifestaciones como las puestas en escenas, los performances, y las muestras artísticas, acciones como la de mayo de este año cuando un grupo de feministas puso en el cuello de tres de los personajes del monumento el pañuelo verde (símbolo de la lucha por el derecho al aborto, N. d E.), además de colocar la bandera de Palestina sobre otro personaje y un par de cartulinas con consignas, alrededor del monumento. La protesta era contra la masacre de las mujeres palestinas en particular y contra la violencia hacia las mujeres en general.
Las activistas eligieron el monumento a las Heroínas de la Coronilla, esas mujeres que hace dos siglos justamente se defendieron del poder colonial. Es un monumento a la valentía y la resistencia de las mujeres, como las que tienen hoy en día, las palestinas en medio de una guerra.
El acto llevado a cabo fue pacífico. El mensaje que se quiso dar era claro, las mujeres no somos carne de cañón en guerras coloniales, y expresaba la solidaridad de las mujeres cochabambinas con las palestinas.
¿Creen que con ese acto hubo daño al patrimonio? Ninguno. ¿Fue un acto vandálico? No. Sin embargo, ha sido criminalizado por la alcaldía de Cochabamba que ha interpuesto una denuncia alegando que dicha acción de protesta supuso: apología del delito, asociación delictuosa y daño al patrimonio.
La Fiscalía recibió la denuncia e inició una investigación por posible “destrucción y deterioro de los bienes del Estado y la riqueza nacional” (delito que contempla la sanción de privación de libertad de uno a seis años). Ello supone que las denunciadas deben defenderse. No hay que olvidar que la Alcaldía finalmente cuenta con un poderoso aparato jurídico, las mujeres activistas son sólo ciudadanas de a pie, que ya han sido citadas, y que deben presentar pruebas para desestimar la denuncia y que esta no prospere hasta llegar a una imputación formal.
Lo que llama la atención es que con esta denuncia se estaría criminalizando la protesta, y en este caso concreto, una protesta pacífica en la que se utilizó un repertorio simbólico. No se atacó ni violentó a nadie. ¿O acaso es malo protestar contra un sistema que se ha ensañado con las mujeres? ¿Acaso es un agravio protestar por la violencia que sufren nuestras pares en Palestina? ¿Acaso es un delito indignarse por la violencia estructural en el país donde autoridades nacionales y locales no hacen mucho por luchar contra la violencia que sufrimos las mujeres? ¿Acaso no será más loable que la Alcaldía ponga todos sus esfuerzos en luchar contra la violencia hacia las mujeres cochabambinas, y hacer algo por detener los feminicidios en vez de estrellarse contra mujeres activistas? Protestar, no es delito.
Las mujeres, en Palestina y aquí, libramos batallas que nos supone siempre luchar, enfrentarnos en desventaja a los poderosos, y esta situación en la que se encuentran estas activistas no es la excepción.
Las Heroínas de la Coronilla resistieron hace dos siglos, las mujeres resisten hoy. Que no se utilice el monumento como fetiche, la denuncia que se pretende se convierta en juicio es un juicio contra Manuela Gandarillas.
Columnas de GABRIELA CANEDO VÁSQUEZ