Protocolos, para la equidad
Los protocolos son documentos escritos que indican la forma en que se dará una aplicación práctica a la ley o a una normativa. Los protocolos son una forma de hacer referencia a la disciplina y controlar que la ejecución de la normativa sea equitativa, o igual para todos.
En muchos países de América Latina se ha progresado en la aplicación de la ley. Sin embargo, muchos otros países carecen de protocolos claros que hagan que la justicia llegue a todos con igualdad.
En algunos casos, el desarrollo de los procesos depende del partido político que detenta el poder. Asimismo, los algunos juicios pueden tomar años mientras que otros similares solo unos días.
La falta de protocolos claros para la población, para los funcionarios públicos, y para los que administran la justicia abre la puerta a actos de corrupción y también a los atropellos.
En esta dinámica pierde la población, y por dos lados. Primero por ser víctima de la lentitud y corrupción en el tratamiento del caso que tiene en los tribunales de justicia. Segundo, porque al ser testigo de actos corruptos y procesos que incluyen atropellos se genera una reacción de imitación o miedo que se reproduce en diferentes aspectos sociales. Por ejemplo, en los últimos días se han denunciado casos de pederastia de algunos curas.
No creo que ninguna persona esté en contra de investigar esos casos y castigar a los responsables. Pero ¿será que al tratarlos es correcto que no se respete el debido proceso y se den excesos que van allá de lo que indica la ley? Algunos funcionarios públicos y autoridades de gobierno que deberían estar alejados de los procedimientos judiciales se han pronunciado indicando que se investigarán los bienes de la Iglesia católica en Bolivia, con un sentido de nacionalización.
¿Acaso el hecho de violación o encubrimiento anula los derechos de propiedad? Normalmente, las denuncias penales requieren pruebas, pero en este caso, una persona hace denuncias temerarias por televisión y sin mayores pruebas se procede a arrestar personas.
Tampoco se debe extender la responsabilidad de los hechos a las instituciones. Los crímenes son actos individuales y su tratamiento judicial no debería afectar a la fe de los creyentes ni a las instituciones que la median. Tampoco se debe perjudicar a los numerosos beneficiarios de las obras de la Iglesia como hospitales, centros de acogida de ancianos, colegios, comedores, etc., que han sido beneficiosos durante muchos años
Para dar igual trato y justicia a las personas, es importante contar con protocolos que sean públicos (accesibles por internet) para que todos ciñan su comportamiento a la ley. Estos procesos ayudan al desarrollo y reducen los comportamientos de acoso, de injusticia, de excesos, de corrupción y de inequidad.
Columnas de KATHYA CÓRDOVA POZO