Liderazgo y mansedumbre
Según el Antiguo Testamento, Moisés, el profeta, condujo a su pueblo hebreo, huyendo de la persecución política y religiosa, a un peregrinaje que deambuló por el desierto durante 40 años. En esa odisea colectiva —dice la Biblia— Moisés ascendió al monte Sinaí y recibió de Dios las tablas con los Diez Mandamientos de la fe judaica, que dio origen al cristianismo.
Otra interpretación de ese peregrinaje deambulatorio por el desierto es que éste tenía el propósito de que, durante esas cuatro décadas, murieran los adultos y con ellos su mentalidad de esclavos, y naciera su descendencia como seres libres de mente para regresar a Judea y ser capaces de liberar a su pueblo.
Principalmente desde los inicios del siglo XX, los latinoamericanos hemos estado sometidos al coloniaje cultural mezcla de nacionalismo, fascismo y socialismo, que tuvo su expresión más funesta en el nacionalsocialismo europeo, y que paradójicamente, aún hoy sobrevive en todo el mundo.
El triunfo de los Aliados en la Segunda Guerra Mundial dio como resultado la prevalencia de la democracia como sistema político dominante.
No obstante, el fascismo nacionalista-socialista, sembrado largamente en nuestras instituciones y costumbres, no terminó de morir e incluso retornó en un injerto cultural cristiano-socialista-revolucionario, arropado en democracia.
El siglo XXI ha visto retoñar ese injerto cultural en lo que hoy infecta a casi toda América, incluyendo a Estados Unidos, que no termina de digerir el fascismo personificado por Donald Trump y su llamado a la “Nueva grandiosidad americana” reminiscente de la “Grandiosidad germana” de Hitler; y la rusa hoy, añorada por Putin.
La versión criolla que nos ha colonizado en el tiempo, a través de diversas manifestaciones nacionalistas y socialistas revolucionarias, ha culminado en el régimen del Movimiento Al Socialismo (MAS), sometiéndonos al pongueaje político de Cuba, que está logrando amansarnos y esclavizarnos mentalmente para aceptar como inevitable al yugo facho-socialista del MAS, y su permanencia indefinida en el poder.
El crimen de Estado y asesinato colectivo perpetuado en el hotel Las Américas, el secuestro del gobernador de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, y el grosero fraude largamente consentido por la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (ASFI) en la gestión del banco cruceño Fassil son algunas de las acciones del Gobierno, para castigar principalmente a Santa Cruz y amansar a la oposición política.
De conseguir aquello, de someter el espíritu crítico y la rebeldía del pueblo boliviano ante el atropello, el abuso y la corrupción del régimen masista, habremos perdido la batalla por el retorno a la democracia, la libertad y la justicia, aun antes de empezarla.
Un síntoma preocupante de ese evidente amansamiento político y cultural es que el MAS ha logrado copar la totalidad del espectro político, tanto el gubernamental, como el de la oposición, a través de: Arce-oficialista y Evo-opositor. Es decir, hoy en día, el MAS no tiene contendiente político alternativo en nuestra mentalidad colectiva.
Ese “copamiento” de la esfera pública se ha extendido a monopolizar también nuestros espacios informativos.
Revisando el contenido de noticias y comentarios en los medios de prensa, incluyendo los considerados independientes o críticos del régimen, vemos la casi absoluta omnipresencia de noticias y comentarios de la vida y milagros del MAS-gobierno y MAS-oposición, y la de sus dos personajes: Lucho y Evo. El yin y el yang.
¿Será que, como en tiempo de Moisés, los bolivianos necesitamos también emprender un peregrinaje por el desierto del exilio, por 40 años, para librarnos de esta mentalidad de esclavitud política a la que nos están sometiendo?
Columnas de RONALD MACLEAN-ABAROA