Veredas peligrosas e inseguras
El cambio de baldosas en la mayoría de las veredas del centro de la ciudad fue muy bien recibido al inicio de estas refacciones en Cercado; sin embargo, a medida que pasan las semanas, se puede ver que esta intervención urbana poco tiene que ver con mejoras integrales que conciban a las calles como sitios seguros y amigables para los transeúntes. Y los defectos de diseño o de construcción están lejos de solucionar los verdaderos problemas de los peatones.
Si bien el modelo de las veredas es atrayente a primera vista (sobre todo porque se trata de baldosas nuevas y limpias), muy rápido relucen los cortes pronunciados, las pendientes dificultosas y los esquemas accidentados de varios sectores que dificultan el andar de los caminantes, sobre todo el de los adultos mayores y peor aún el de los ciudadanos con problemas especiales.
Si usas muletas, bastón o silla de ruedas, el tema es más complicado aún, porque ahora romperse la cadera, una pierna o la nuca será muy probable en sectores donde las subidas y bajadas de los garajes no dejan espacio alguno para transitar.
Esperemos que estos defectos se corrijan o al menos no se repitan en futuras refacciones que la Alcaldía pretenda aplicar en otras zonas de la ciudad, ya que, además de los riesgos para el peatón, siguen las incomodidades que durante meses sufren la ciudadanía, los conductores y los dueños de las casas que deben aguantar el polvo, el desorden y el peligro que acecha propio de cada construcción.
Al margen de ello, está el elevado costo que representan estos cambios para la ciudad. Muy a menudo, nos preguntamos: ¿Era fundamental esta obra? ¿Acaso no existen otras prioridades dignas de realizarse primero?