Revelaciones regionalistas (I)
Los potosinos estamos prohibidos de decir que gran parte de la cultura boliviana se originó en nuestra ciudad.
Si decimos que el charango surgió en Potosí, o la salteña, la diablada y la morenada, o que la Virgen de Copacabana fue tallada aquí, nos mandan a callar; nos reprochan en el sentido de que creemos que todo se originó en Potosí y nos ponen una etiqueta: “regionalistas” o, peor, “chauvinistas”.
Como la censura es mayoritaria, pues viene de los restantes ocho Departamentos, no nos queda más que callarnos.
El detalle es que todo lo que callamos es cierto.
Y ni siquiera lo decimos nosotros, los potosinos, sino que lo hacen bolivianos de otras regiones.
Mariano, “el mago” Baptista, por ejemplo, escribió que “la primera y definitiva clave para entender la razón de ser de Bolivia es Potosí o, para decirlo con más propiedad, el Cerro Rico de Potosí. Sin Potosí quizás no habría existido la república conocida como Bolivia”.
Otro escritor, Ramón Rocha Monroy, está convencido, incluso, de que nuestro país debió llamarse Potosí: “Como república, nunca fuimos tan universales como lo fue Potosí. ¿No hubiera sido mejor, entonces, que la nación entera se llame Potosí, para no usar Bolivia, esa palabra eufónica y derretida de romanticismo republicano, ese neologismo que pocos en el mundo retienen en su memoria?”, preguntó. Y nadie respondió hasta hoy.
Traigo a colación estos apuntes luego de haber leído El esplendor inútil, una tesis doctoral de ciencia política de Franz Flores Castro que fue recientemente presentada en el país bajo la forma de libro.
La tesis es reveladora, especialmente por el hecho de que explica, con el respaldo de hechos y cifras, la razón de la pobreza potosina y, por ello, comparto mis impresiones en esta columna, pero, como hay tanto para decir y el espacio es reducido, lo haré en por lo menos dos entregas.
Franz pone como toda explicación a un año, 1952, cuando “se presenta una profunda reconfiguración en el rol y la importancia de cada Departamento en la economía nacional. Santa Cruz surge como polo de desarrollo económico con base en cuantiosos recursos del Estado provenientes de la minería, mientras que Departamentos mineros como Potosí se debilitan económica y productivamente. A este último se le asigna un rol de proveedor de divisas y recursos para el proyecto modernizador y capitalista del MNR”.
Para implantarse, el proyecto emenerrista necesitaba una visión nacionalista de país, en la que la nación estaba por encima de la región. A partir de ahí, Bolivia comenzó a reprochar las visiones regionalistas así que las referencias de Potosí a su pasado fueron, y son, tildadas de “chauvinistas”, “anacrónicas” y “lamentaciones de un pasado que no volverá”.
Y Potosí cayó en el jueguito porque dejó de ser regionalista y se volvió nacionalista. O, a decir de Flores, en realidad nunca fue regionalista y lo que pasó desde el 52 fue que reforzó su vocación prevalente. El autor de la tesis lo resume así: “Potosí siempre se ha pensado como nación, nunca como región”.
El autor es Premio Nacional en Historia del Periodismo
Columnas de JUAN JOSÉ TORO MONTOYA