Reclamos magisteriles
La movilización del magisterio boliviano, como producto de la desmedida represión policial (cuándo no), ingreso en un ámbito violento y las negociaciones seguramente serán difíciles con la cabeza o cabezas del Ministerio de Educación.
Son varios los reclamos del magisterio en esta oportunidad. Algunos nuevos, como aquello de la “nueva currícula”, que no tiene pies ni cabeza al no haber sido consensuada y, menos, consultada con los maestros.
Ya en un artículo anterior me referí al idioma inglés y a la intención de enseñar este idioma desde la primaria. En dicho artículo dije lo que tenía que decir al respecto, haciendo hincapié en el desconocimiento de dicha lengua entre maestras y maestros de primaria.
Pero debemos visualizar también otras demandas de los profesores. Así, se reclama una jubilación con el 100% de haberes, tal como ocurre en otros sectores privilegiados. Se rechaza a la nueva Gestora Pública de pensiones. Se rechaza el reordenamiento y optimización de ítems y se exige un incremento al presupuesto de educación.
Pero abordemos una demanda urgente del magisterio. Nos referimos al pago de horas ad honorem, que centenares de maestras y maestros cumplen a lo largo y ancho de la geografía patria.
Resulta paradójico que, cuando las huelgas magisteriles llevan varios días dejando a los estudiantes sin clases, la retórica recurrente del Ministerio señala que “habrá descuentos” pues “hora trabajada será hora pagada”. Con esta espada de Damocles sobre sus cabezas y la incomprensible presión de madres y padres, los maestros son urgidos a volver al trabajo, so pena de sufrir descuentos.
Claramente lo anterior es una contradicción total, pues muchos maestros trabajan sin ser pagados y, no por unas semanas o meses, sino por varios años.
Esto, a todas luces suena injusto y no correcto. Por ello, dado el crecimiento vegetativo de la población, es menester dotar más ítems e incrementar el presupuesto.
En este caso, huelga decirlo, aquello de la hora trabajada y pagada no es cumplida por el Estado.
No obstante, en muchos lugares, especialmente en el oriente del país, las horas no pagadas por el Estado son asumidas por los padres de familia, que sólo desean una buena educación para sus hijos, lo cual tampoco es correcto en un país que se precia de tener una economía estable y es capaz de realizar obras, a veces de tintes faraónicos, pero olvidando a dos sectores tan sensibles como es educación y salud.
Las horas ad honorem son analizadas desde tres puntos de vista por las y los maestros:
Primero: le ahorran al Estado boliviano miles o cientos de miles de bolivianos año tras año. ¿Qué obligación tienen de ahorrarle gastos al Estado quienes no son, precisamente, los mejor pagados?
Se podría argumentar el aspecto de la vocación, pero, dados los tiempos que corren, con gente que gana muy bien, sin trabajar o trabajando muy poco, mal se puede pedir a los maestros que hagan lo mismo
Segundo: Pierden miles y miles de bolivianos al trabajar gratis varios años. ¿Por qué tienen que perder estos funcionarios públicos? ¿Hay acaso algún decreto que los obligue a ello?
Toda la ciudadanía boliviana es igual ante la ley, todos tienen los mismos derechos y las mismas obligaciones, luego no se puede pretender que sólo un sector sea el perdedor.
Tercero: evidentemente, contribuyen a sus establecimientos, no en billetes, pero si en trabajo gratuito. ¿Por qué tienen que hacerlo las y los maestros si “la educación constituye una función suprema y primera responsabilidad financiera del estado”? (Ley 70 Avelino Siñani - Elizardo Pérez)
Sería interesante que alguien pudiera responder a las anteriores interrogantes.
El autor es comunicador social