Traición
Los bolivianos que no estamos obnubilados por el canto de sirenas que ha idiotizado a buena parte del país, a favor del partido gobernante, sabíamos que el fallo de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) iba a ser adverso para los intereses nacionales.
Hay varios argumentos para respaldar esa afirmación, pero el más importante es la judicialización del denominativo de “río internacional” en lugar de las “vertientes” o “manantial”, que era el que se utilizaba hasta 2019.
Explico:
Un río es una “corriente de agua continua y más o menos caudalosa que va a desembocar en otra, en un lago o en el mar”. El gran detalle es que, originalmente, no había río en el cantón Quetena de Potosí en 1908, cuando la Prefectura de este departamento le autorizó a usar sus aguas.
El objeto de esa autorización, o, si se quiere, concesión, era usar las aguas para el funcionamiento del ferrocarril a vapor de la empresa concesionaria, la Antofagasta (Chili) & Bolivia Railway Co. Ltd. En 1928, esa empresa ya tenía más que claro que era dificultoso llevar el agua, que está cuatro kilómetros hacia adentro de Bolivia, hacia territorio chileno, así que construyó canales artificiales en territorio boliviano para encauzarlas. En otras palabras, fabricó un río, así que éste no tiene carácter natural.
A esto hay que agregar la calidad de “internacional” que ahora tiene oficialmente ese río artificial. “Internacional” es “perteneciente o relativo a dos o más naciones”, así que su propiedad es compartida. A partir de este fallo, Chile TAMBIÉN ES DUEÑO de las aguas del Silala, condición que no tenía hasta antes del juicio.
El nombre “río” está en los primeros papeles de la concesión y eso fue lo que notaron los abogados bolivianos en la década del 90. Fue cuando se les dijo a los gobernantes de entonces que no había que utilizarlo y mucho menos añadirle la condición de “internacional”. Es una pena que el gobierno de Evo Morales haya echado al canasto los antecedentes internos, o secretos, de este caso, porque sólo así se explica que haya sido en esa administración que se cambió toda la política de Estado sobre el Silala.
En mayo de 2019, Morales llegó a decir, en conferencia de prensa, que “más agua entra de las cordilleras de Chile a Bolivia que más agua se va de Bolivia hacia Chile”. Ése es un absurdo geográfico, geológico, físico e hidrológico.
Entonces, lo que duele de este fallo no es la derrota —que es eso, diga lo que diga el actual Gobierno—, sino la traición que sufrimos de nuestro Gobierno, cuando éste cambió la política de Estado, empezó a manejar el mismo lenguaje que Chile y llamó “río internacional” al Silala.
Las pruebas de esta afirmación están en el fallo: en él se dice que ambos países convinieron en llamar “río internacional” al Silala. A partir de ahí, ya no se lo puede interrumpir, o desviar, porque se afectará su continuidad; y, como es “internacional”, hay que consultar temas importantes de su manejo con Chile.
Columnas de JUAN JOSÉ TORO MONTOYA