Nacionalizaciones y películas de Marvel
Encuentro similitudes interesantes entre las “nacionalizaciones” bolivianas y las películas de Marvel.
Ambos procesos costaron y cuestan cientos de millones de dólares. En ambos casos se trata de distraer, divertir e incluso inspirar a los ocasionales espectadores.
Se trata de complicados productos, con varios episodios, basados en las mejores técnicas de marketing, manipulación y psicología de masas.
Es cierto que hay diferencias no menores... Está claro que las películas de Marvel no pretenden reflejar la realidad ni aspiran a transformarla. Y un detalle importante: se financian de manera privada y tienen vocación de ganar dinero.
Las nacionalizaciones en Bolivia, en cambio, se pagan con recursos públicos y jamás tuvieron la más mínima intención de ser rentables. La cosa es ganar votos, no dólares.
En todos estos años, sin embargo, parece que la magia ha terminado para ambas franquicias.
Marvel produce bodrios cada vez más indigestos (cultura chatarra para wokistas alelados).
En tanto, el gobierno masista no atina a inventar nuevos trucos para embaucar a la turba (podrían estatizar Burger King o Pollos Copacabana, quizás... ofrecerían el menú Evo, con hojas de coca en vez de papitas, o el combo bloqueo, de esos que producen constipaciones legendarias).
¿Qué pasará cuando se esfume la magia? Quizás Hollywood produzca buenas películas en lugar de basura docrinaria... y tal vez los electores bolivianos dejen de votar por nacionalizadores de opereta.
Columnas de ERNESTO BASCOPÉ