Rastrillajes con voluntarios como salida política por falta de un plan
Que me acuerde, no vi que en China, Italia, Francia, España u otro país, las autoridades sanitarias y autoridades políticas de gobernaciones, estados o municipios reclutaran jóvenes voluntarios, sin título profesional de médicos o enfermeras, para sacarlos del confinamiento para llevarlos a las calles, a buscar, puerta por puerta, a sospechosos e identificar posibles infectados con Covid-19.
La noble tarea de los jóvenes voluntarios, es por demás loable, bien intencionada y hasta heroica.
Pero, en los hechos, los estamos poniendo en peligro, y no solo de su salud, sino, incluso sus vidas y las de sus familias.
No nos olvidemos, que varios de los médicos voluntarios que partieron a Beni, dotados de buenos equipos, insumos y buena alimentación terminaron contagiándose el mal. A su retorno, también infectaron a sus familias... y, por desgracia, algunos de estos médicos fallecieron.
Ahora bien, bajo el silencio cómplice del Sedes y de la Gobernación y del propio Ministerio de Salud, el Alcalde de Cochabamba, se lanzó a reclutar jóvenes. Sin contar con un protocolo ni una guía de rastrillaje aprobada por la OMS, OPS, nada. Simplemente, se elaboró un formulario, se les proporcionó algún equipo básico, sumando un chicolac y una empanada.
Se habla de hasta 600 jóvenes reclutados, muchos sin experiencia ni información médica suficiente. Y que recibieron algunas charlas que, de ninguna manera se puede llamar capacitación. Se les dota de insumos de seguridad básicos, que no se sabe si serán reemplazados cada día, como debería ser, para poder llamarse equipo de biosegurodad EPP.
En este proceso, no se sabe, cuál fue el papel del Sedes, si esta instancia verificó o no el correcto uso del protocolo y la guía. O simplemente no hizo nada.
No sabemos si el Sedes comprobó que el refrigerio, un chicolac y empanada, es suficiente alimento que debe ser un blindaje de defensa, de protección contra el virus, cuando se está expuesto en la calle a jornadas de agotamiento, deshidratación y exposición a la pandemia.
No se sabe, si el personal médico del Sedes o de los hospitales de los barrios bajo control del municipio, están apoyando o no con médicos y enfermeras este trabajo que es esencialmente sanitario y médico.
Además, hay que resaltar que los estudiantes universitarios de ciencias médicas de la ciudad no aceptaron realizar esta tarea, ya que no vieron seriedad ni responsabilidad en la manera cómo está planificado para su ejecución. Quizás algunos estudiantes estén presentes, pero es por decisión personal, no de sus Carreras o Facultades.
Con todos estos riesgos y peligro, es muy probable que los jóvenes voluntarios, logren identificar personas y familias en riesgo, e incluso casos de contagio.
Las pruebas de laboratorio, con laboratorios colapsados, no son garantía de atención inmediata y oportuna para las familias que confíen en el rastrillaje.
El auxilio médico, de internación, dotación de cama en un centro de aislamiento, no está garantizados por el municipio ni por el Sedes.
Para los casos confirmados de gravedad, la dotación de una cama con equipo de terapia intensiva y respiradores tampoco está garantizada. Ya que, con el sistema de salud colapsado, ahora no hay espacio seguro ni para los propios médicos, enfermeras, militares o policías de primera línea, menos para la población.
En tanto la pandemia avanza, el índice de crecimiento de casos es imparable.
Y si de un plan se habla, este debe comenzar por proteger al plantel de primera línea, dotando de condiciones de trabajo, ítems, buena, muy buena, alimentación para el personal de salud que soporta jornadas de 12 y 24 horas de turnos y carece de equipos de seguridad sanitaria.
Se necesita suficiente equipamiento de unidades de terapia intensiva, respiradores, medicamentos en todos los centros de salud posibles.
Y también equipos o brigadas médicas de campo, que recorran (o rastrillen) las viviendas de barrios, comunidades, marcados con alto índices de casos Covid-19.
Asimismo, centros de aislamiento bajo control médico y no político. Ya que a la fecha este tema no está resuelto. La Alcaldia, busca otro hotel, los empresarios apoyan la instalación de uno en el campus ferial y el Sedes considera habilitar para ese propósito uno de los coliseos de la Costanera.
En tanto, la Villa Olímpica fue vetada por el MAS, que tras movilización de su militancia, saboteó e impidió hace tres meses que las 4.500 camas existentes, sean utilizadas en bien de la población.
El autor es docente universitario e investigador
Columnas de FERNANDO SALAZAR