La basura y la cultura
Uno de los grandes problemas de la ciudad (y se puede decir de todas las de Bolivia) es la falta de basureros en las vías y, también, en los espacios para las manifestaciones culturales.
En calles aledañas a las multisalas de cine se puede ver la cantidad de basura (de recipientes de pipocas y refrescos) en el suelo, que es arrastrada a las bocas de tormenta.
En otros casos, la basura queda botada en áreas verdes por varios días.
Otro ejemplo, aún más aterrador, es el resultado del Corso de Corsos: calles llenas deshechos y ni un basurero a la vista.
En el último corso, si bien no hubo tanta gente como en otros años, las imágenes de residuos acumulados debajo de las graderías muestra la falta de costumbre y educación en el uso responsable de los desechos.
Y en los alrededores de discotecas o locales el panorama tampoco es alentador. Trozos de vidrio de botellas de alcohol en las áreas verdes y en las veredas se convierten, además, en un peligro para los transeúntes que pueden llegar a cortarse.
A esto hay que añadir rastros de comida y bebida que se quedan por mucho tiempo en la calle, lo que ocasiona que deambulen animales por estas zonas.
Para concluir, el primer paso para ayudar al medio ambiente es, claro está, evitar botar la basura en la calle; aunque parezca evidente, los hechos demuestran que no lo es. El segundo, pedir a las autoridades basureros en toda la ciudad y no sólo en algunos parques y paseos.
Editora de Cultura
Los Tiempos