El liderazgo de Justin Trudeau en Canadá
Justin Trudeau, de 45 años, primer ministro de Canadá por diez y ocho meses, es muy distinto al presidente de EEUU, Donald Trump… que, a propósito, incluso habla de autoperdonarse jurídicamente porque tiene la conciencia intranquila ante las investigaciones que lo persiguen.
Según Der Spiegel, Justin Trudeau es acogedor, ameno, atento, gallardo y liberal. Es defensor del medio ambiente y de mantener las puertas abiertas al comercio y a refugiados del Medio Oriente y otras partes. En cuanto a muros de frontera, Trudeau responde que Canadá da la bienvenida al mundo con los brazos abiertos. Hoy busca la reconciliación con las poblaciones nativas de Canadá. En su momento le preguntaron por qué la mitad de su gabinete eran mujeres, respondió: “porque estamos en 2015.”
Trudeau es el hijo mayor de Pierre Trudeau, primer ministro de Canadá de 1968 a 1984. Justin creció en las dependencias oficiales de Ottawa y quizá eso contribuyó a la formación de su personalidad y presteza mental que hoy le ayudan a arriesgar sin temor a equivocarse. Es ameno, de sangre liviana, bromea sobre sí, viste medias de distinto color e incluso boxeó públicamente durante su campaña electoral. En la universidad estudió pedagogía y literatura para después enseñar francés, sociología y teatro. También enseñó snowboarding cerca de Vancouver. Adquirió prominencia luego del elogio que ofreció en el sepelio de su padre hace diez y siete años. Fue tan emotivo y relevante que impulsó su carrera como político; fue electo al parlamento en 2008 para luego tomar el liderazgo del partido liberal en 2013.
Justin Trudeau ha dicho que desde 1945 Canadá ha tenido una política internacional independiente de Gran Bretaña. Incluso desde antes de la independencia ha tenido una visión propia del mundo sobre todo porque EEUU está al sur de su frontera. Históricamente Canadá ha tenido políticas distintas del poderoso vecino con respecto a Cuba, Viet Nam y el desarme nuclear. Los canadienses afirman que no conviene a nadie que Canadá sea visto como un apéndice de EEUU. Su independencia en política exterior es un hecho histórico y todo apunta a que continuará siéndolo.
Las elecciones de 2015 tuvieron en Canadá un candidato conservador que buscaba la reelección enunciando políticas de división y temor especialmente con respecto a migrantes musulmanes, y pregonando postulados afines a las derechas llamadas “populistas” de EEUU, Polonia, Hungría, Filipinas y Turquía. La política de Trudeau es de inclusión y, en vez de apartar a “los peores”, se trata de incluirlos para que todos nos ayudemos de modo que el progreso lo realicemos juntos y de la mejor manera. Emmanuel Macron, presidente de Francia, y Sadiq Khan, alcalde de Londres, dijeron que avanzar juntos era mejor, y ganaron. Trudeau está en eso y más.
El Tratado de Libre Comercio de América del Norte, Tlcan, de Canadá, EEUU y México, vigente desde enero de 1994, ha beneficiado a empresas multinacionales. Según The Guardian, en 1993 EEUU tenía un déficit comercial relacionado a la industria automotriz de $us 3,5 mil millones. En 2016 ese déficit llegó a $us 45,1 mil millones. El déficit automotriz de Canadá con México en ese período subió de $us 1,6 a $us 8,7 mil millones. Pero ¡ojo! el salario del obrero mexicano de esa industria no se benefició en ningún momento del referido auge. Compañías como Honda, BMW y PKC se instalaban en México, sobornaban a dirigentes sindicales, y a otros, de modo que los sueldos de trabajadores de planta permaneciesen por los suelos sin que el gobierno de México dijese mucho. No es tan fácil el asunto como lo cree la Casa Blanca… aunque hoy ve cierto mérito en el Tlcan.
Trudeau hace poco visitó a una familia siria refugiada en Calgary que, agradecida, dio el nombre de “Justin Trudeau” a su recién nacido. El Primer Ministro, emocionado, lo alzó en brazos. Desde diciembre de 2015, Canadá ha recibido 40.081 refugiados.
El autor es miembro de número de la Academia Boliviana de la Lengua.
Columnas de JORGE V. ORDENES-LAVADENZ