El aire limpio, una cuestión de salud pública
La solución no sólo pasa por monitorear la calidad del aire, realizar algunos estudios y despertar el interés en fechas específicas; supone la necesidad de definir políticas para gestionar los espacios urbanos y rurales, de manera que en conjunto se contribuya a garantizar el derecho a gozar de un ambiente saludable, un aire libre de contaminantes, para una buena calidad de vida, un Vivir Bien de la población
A nivel mundial, 12.6 millones de personas mueren por causas relacionadas con la insalubridad del medio ambiente; de estas muertes, 7 millones son por contaminación atmosférica (OMS 2014). El municipio de Cochabamba contribuyó en 2014 con 140 muertes debido a esta causa, principalmente muertes por partículas PM10. Éste es un problema “casi” invisible pero que afecta a la salud de la población. Muchos estudios, entre ellos los de la Organización Mundial de la Salud (OMS), afirman que son muchos los efectos a corto y a largo plazo que la contaminación atmosférica puede ejercer, los cuales se manifiestan en el padecimiento de enfermedades respiratorias agudas, como la neumonía, y crónicas, como el cáncer del pulmón y las enfermedades cardiovasculares.
Los efectos más graves se producen en las personas que ya padecen enfermedades, siendo los grupos más vulnerables los niños, los ancianos y las familias de pocos ingresos y con un acceso limitado a la asistencia médica, los más susceptibles a los efectos nocivos de dicho fenómeno.
Este mes de junio, específicamente el 5 de junio, se celebró el Día Mundial del Medio Ambiente; pero este mes también se celebra una fiesta tradicional, como es la fiesta de San Juan, la noche más fría del año, en la cual la población tiene la costumbre de hacer fogatas para quemar lo viejo y dar paso a lo nuevo, la renovación material y espiritual, un ritual para la petición de salud y prosperidad. Por tanto, hay una mayor preocupación por informar, sensibilizar y/o concientizar a la población respecto a la importancia de reducir o más bien de no contribuir a una mayor contaminación atmosférica.
Pero el problema de la calidad del aire no es un problema de algunos días, o de un mes en particular en el cual nos sensibilizamos por el tema; es un problema que exige una gestión integral y permanente. Esta cuestión evidencia los serios problemas en la planificación y gestión del espacio urbano, la congestión e invasión del automóvil en las ciudad, los malos hábitos de conducción, vías en mal estado, el inadecuado manejo de los residuos sólidos y aguas residuales, etc.
Si bien se ha avanzado en algunas medidas como la conversión del parque automotor a gas, la restricción vehicular, la implementación y funcionamiento de las redes de monitoreo, entre otras, el camino por recorrer es todavía muy largo, se necesita mejorar la generación de información y los estudios existentes, principalmente en la vinculación con aspectos de la salud humana, pero también niveles de absorción y contaminación en plantas y animales, por sus repercusiones en la contaminación de ecosistemas, pero también en la propia afectación a la población.
La gestión de la información y conocimiento sobre este tema sería un paso trascendental, que no sólo contribuiría a políticas públicas efectivas, sino un involucramiento de la población. Socializar, informar y educar a la sociedad es vital para avanzar en la construcción de espacios más vivibles y menos sufribles.
Por tanto, la solución no sólo pasa por monitorear la calidad del aire, realizar algunos estudios y despertar el interés en fechas específicas; supone la necesidad de definir políticas para gestionar los espacios urbanos y rurales, considerando las condiciones topográficas, climáticas y geográficas del departamento y promoviendo la participación activa de la población, de manera que en conjunto se contribuya a garantizar el derecho a gozar de un ambiente saludable, un aire libre de contaminantes, para una buena calidad de vida, un Vivir Bien de la población.
La autora es docente investigadora del CESU-UMSS, responsable Área Economía y Planificación.
Columnas de TANIA RICALDI ARÉVALO