Ciudades y sistemas de vida
En los últimos años hemos experimentado un crecimiento acelerado de las áreas urbanas y centro periurbanos de nuestra ciudad. El ambiente construido, hoy por hoy, debe cubrir una larga lista de necesidades requeridas para nuestra vida cotidiana --calles, edificios, transporte, servicios básicos y áreas verdes-- sumado a ello están otros elementos que nos permiten una vida en ciudad, como son las leyes, normas y las políticas públicas. Todo este conjunto de elementos --tangibles e intangibles-- analiza la ecología urbana, y no solamente haciendo énfasis en los sistemas de la naturaleza, sino también, en lo social, político y económico.
La ecología urbana entiende la ciudad como un sistema compuesto por una parte ambiental y otra humana, y todas las interacciones sociales que se dan dentro de la misma. En este sentido la ciudad no podría ser estudiada, analizada ni comprendida si no es entendida como un todo, un sistema en el que cada una de sus interacciones da nuevos resultados.
Esta nueva corriente, la ecología urbana, se asemeja a la hipótesis de Gaia, planteada por James Lovelock a finales de los años 60 quien mencionó que el planeta tierra se comporta como sistema que autorregula sus propias condiciones de vida, como la temperatura, composición química, entre otras. Esta función autorreguladora es la que permite vida en la tierra, pero la modernidad y nuestro afán de urbanizar y equipar con todo lo que se requiere para una ciudad, ha olvidado una parte esencial de la vida, los sistemas vivos. Nos hemos empeñado en cerrarnos en túmulos de concreto, bloqueando toda la energía y materia de origen vivo que requerimos para nuestra existencia.
Un claro ejemplo de ello, fue demostrado en las refacciones realizadas en la plaza 14 de Septiembre que puso en peligro a muchos de los árboles, o aquellos árboles que fueron cortados en la plaza Colón por estar viejos, o el desastre ocurrido en la laguna Alalay.
Hablar de ecología urbana nos permitiría tomar decisiones, aplicar políticas que protejan estos sistemas de vida y realizar una adecuada planificación urbana, donde se integren los diferentes componentes ecológicos, políticos, económicos e incluso culturales que cada ciudad tiene. Pero esto requiere de tomar conciencia de que las áreas urbanizadas generan una serie de impactos irreversibles en los ecosistemas cuando estos no son planificados adecuadamente.
Cochabamba es una muestra de ello, es una ciudad que ha crecido desproporcionadamente a causa de una serie de fenómenos emergentes y donde las poblaciones, interactuaron y afectaron los ecosistemas. Esta modificación a los ecosistemas va definiendo un caótico patrón de desarrollo, un inadecuado uso de los suelos y un crecimiento desproporcional de infraestructura.
La autora es socióloga.