23 de cada 100 personas habitan en casas inadecuadas en Latinoamérica
Alrededor de 120 millones de personas, de los casi 651.000.000 de habitantes residentes en América Latina y el Caribe, viven en viviendas inadecuadas e informales, es decir, un promedio de 23 ciudadanos por cada 100, según CAF-Banco de Desarrollo de América Latina.
Estas personas, indica en un reporte, habitan en viviendas construidas con materiales precarios o carentes de servicios básicos. Casi dos de las tres millones de familias que se forman cada año en ciudades latinoamericanas se ven obligadas a instalarse en este tipo de viviendas informales a causa de una oferta insuficiente de casas adecuadas y asequibles. Preocupa la evolución del déficit, que ha aumentado sistemáticamente desde 1990. Sin un cambio de tendencia profundo, la escasez de vivienda va a seguir siendo uno de los mayores desafíos en la región.
Chile y Costa Rica son los países latinoamericanos que presentan los requerimientos más bajos en términos de porcentaje de familias que necesitan una vivienda: 18% y 23%, respectivamente. Nicaragua, Perú y Bolivia presentan las situaciones más críticas. A pesar de ello, incluso en países como Argentina, que se ubica en el puesto 45 en el Índice de Desarrollo Humano de la ONU, el requerimiento asciende a 32%.
Asimismo, se observan importantes diferencias entre los hogares más pobres y los más ricos, sobre todo en Argentina, Bolivia, Brasil, Costa Rica, El Salvador y México. A los problemas en el acceso a la vivienda se suman las disparidades en el acceso a servicios básicos.
Esta realidad se inscribe en un contexto más amplio en el que la asequibilidad de la vivienda es cada vez más difícil de alcanzar para un número creciente de personas. Según el Reporte de Economía y Desarrollo de CAF, suponiendo que los hogares latinoamericanos destinarán el 30% de sus ingresos al consumo de servicios habitacionales, necesitarían más de 30 años de ahorros para adquirir una vivienda de 60 m2 de precio mediano. En ese contexto, la proliferación de asentamientos precarios en la región son una expresión extrema de los problemas del mercado de vivienda para dar respuesta a este déficit y, por lo tanto, su solución estructural demanda una mirada mucho más amplia que la intervención focalizada de mejoramiento de esas áreas o la provisión de vivienda nueva, requiriendo una asociación más efectiva entre el Estado y el mercado.
Existe en América Latina una amplia experiencia en materia de políticas de vivienda que reflejan resultados con mayor o menor éxito al momento de enfrentar el déficit, aunque ninguna de ellas pudo cerrarlo de manera definitiva y, en muchos casos, han sido infructuosas al momento de detener su crecimiento.
Solucionar el acceso a la vivienda en América Latina, en especial de las poblaciones más pobres, demanda una política habitacional sistémica, que busque destrabar la oferta en este mercado y mejorar los ingresos de las personas, sobre todo de los estratos socioeconómicos más desfavorecidos.
Los créditos hipotecarios
La principal traba al consumo efectivo de servicios habitacionales tiene que ver con su financiamiento. Al ser la vivienda un activo costoso, la gran mayoría de las familias requiere acceso a crédito de largo plazo para poder financiar su compra.
La combinación de ahorro, crédito y subsidio del Estado (que puede ser total cuando lo amerite), según CAF, puede multiplicar los recursos destinados a subsidios en 4 o 5 veces, de acuerdo con el monto de la asistencia. Sin embargo, los programas que descansan en el acceso al crédito hipotecario necesitan ciertas condiciones para que sean exitosos y al que puedan acceder la gran mayoría.